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Macaco.

Amy Macdonald.

Ismael'lo.

UB40

lunes, 2 de marzo de 2009

¿De qué hablan los delfines?


Utilizando un instrumento llamado CymaScope, investigadores británicos y estadounidense han transformado los sonidos de los delfines en un gráfico que podría ayudarnos a descifrar el idioma de estos mamíferos marinas.
Existen pruebas sólidas de que los delfines son capaces de "ver" el sonido, de modo similar a como los seres humanos usamos los ultrasonidos para observar un feto en el vientre de su madre. Pero este sonido no viaja en forma de ondas, como popularmente se cree, sino que se expande como burbujas y haces holográficos. En frecuencias audibles para los seres humanos -20 a 20.000 hertzios-, predomina la forma de burbuja; mientras por encima de los 20.000 hertzios, el sonido adquiere la forma de haz.
El CymaScope capta esas vibraciones sonoras de los delfines en el agua,permitiendo visualizar su estructura tridimensional. El resultado es un gráfico llamado CymaGlyph, que contiene una serie pautas reproducibles que podrían formar la base de un léxico de la lengua de los delfines, donde cada pauta representaría una "imagen-palabra".
"Descifrar lo que dicen los delfines a partir de un CymaGlyph se parece mucho a interpretar los jeroglíficos egipcios", según explica el ingeniero John Stuart Reid, coautor del estudio. "Ahora que los gorjeos, chasquidos secuenciados y silbidos que emiten los delfines se pueden convertir en imágenes, tenemos una importante herramienta para descifrar su significado", asegura.
Su compañero Jack Kassewitz, experto en el lenguaje de estos animales, es aún más optimista, y asegura que el objetivo final es hablar con los delfines con un vocabulario básico de sonidos y entender sus respuestas. "Creo que a la gente de todo el mundo le gustaría tener la oportunidad de hablar con un delfín; y estoy seguro de que a los delfines les encantaría hablar con nosotros", confiesa.

Azafatas.

A principios de los años treinta, las compañías aéreas que hasta ese momento se habían dedicado casi exclusivamente al transporte de mercancías, comenzaron a hacer también viajes de pasajeros. Lo normal en aquellos primeros trayectos era que en el avión viajara algún joven ayudante, fornido y no demasiado alto, el cabin boy o chico de cabina, que se encargaba no sólo de atender al pasaje sino de cargar el equipaje, realizar pequeñas tareas de mantenimiento e incluso de ayudar a pilotos y mecánicos a empujar el aeroplano desde el hangar hasta la pista.
La primera azafata fue Ellen Church, una joven enfermera amante del mundo de la aviación que consiguió convencer al presidente de la Boeing de que contratara mujeres para encargarse de los pasajeros durante el vuelo. Al principio todas eran enfermeras, solteras, menores de 25 años y con una estatura no superior a un metro sesenta, ya que la altura de la cabina no permitía más. Cuando hubo que buscar un nombre que las definiera se las llamó en inglés air hostess –anfitriona aérea–, fly attendant –encargada de vuelo– o stewardess –camarera–.
En España, cuando las tripulantes de cabina se incorporaron a los vuelos, se barajaron para ellas nombres como aeroviarias y mayordomas aéreas, pero al final se recuperó la palabra azafata, que antiguamente designaba a la criada de la reina que se encargaba de preparar y recoger su ropa y alhajas. En otros países hispanohablantes se popularizó el término aeromoza que en la actualidad puede usarse también en masculino, aeromozo, o azafato. También hay azafatas de congresos y exposiciones, y de programas de televisión. La persona que realiza ese trabajo en México y algunos otros países del área centroamericana se llama edecán, que se utiliza indistintamente en masculino o femenino. A las del aire en la actualidad, aunque popularmente siguen conservando el viejo nombre de azafatas y azafatos, se les conoce también por su denominación técnica: sobrecargos, auxiliares de vuelo o tripulantes.

Pez psicodélico


Un llamativo pez con un rostro casi plano y pintado de rayas concéntricas blancas y azules, encontrado en Indonesia, ha sido identificado como una nueva especie de pez-rana y bautizado como pez psicodélico (Histiophryne psychedelica).
Según describe un equipo de científicos de la Universidad de Washington en el último número de la revista científica Copeia, el extravagante animal fue visto por un grupo de buzos muy cerca de la isla de Ambon, en la zona oriental de Indonesia.
Sus descubridores afirman que su primera impresión al verlo fue que observaban "una pelota de goma inflada" dando botes sobre el fondo del mar. Otro detalle llamativo de la fisionomía del pez psicodélico son sus ojos azules, que están situados de manera frontal, igual que en el ser humano. Tiene, además, una amplia cara plana y mejillas infladas. Y utiliza las dos aletas pectorales a modo de patas para maniobrar sobre los escarpados arrecifes en los que vive.

Bájame la Luna...